miércoles, 15 de junio de 2011

Érase una vez un hombre que no creía en los ángeles. No obstante, recibió un día la visita de un ángel, mientras estaba trabajando en el bosque. Caminaron juntos un trecho. Al final, el hombre se volvió hacia el ángel y dijo: "bueno, he de admitir que los ángeles existen. Pero no existís de verdad como nosotros" "¿Qué quieres decir con eso?" preguntó el ángel. Y el hombre contestó: "Al llegar a una piedra grande yo he tenido que rodearla, pero me he dado cuenta de que tú simplemente la has atravesado. Y cuando nos encontramos con un gran tronco de árbol caído sobre el sendero, yo tuve que ponerme a gatas para pasarlo, pero tú lo has atravesado sin más". El ángel se quedó muy sorprendido al oir esto y dijo "¿No te diste cuenta de que también pasamos por un pequeño pantano, y de que los dos nos deslizamos a través de la niebla? Eso es porque los dos tenemos una consistencia más sólida que la niebla.

El espíritu puede atravesar puertas de acero.

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