sábado, 14 de mayo de 2011

Un estado sin descripción

Confianza. Una simple palabra. Un complejo significado. Cuando sabes que puedes depositarla en ese alguien...te eleva a un estado maravilloso, no puedes parar de sonreír allí. Pero...¿qué hacer cuando te la arrebatan de una? ¿Cuando se te cae esa venda que con tanta suavidad recubría tus ojos y a la que te abandonabas sin mas? Dolor. Decepción. Como un asesinato sin testigos. Ahora no puedes hacer nada más. Llorar su muerte o guardar un riguroso luto por ella. ¿Quién fue el culpable? Respuesta: nadie. Simplemente, esa persona que creí, jamás existió.

domingo, 8 de mayo de 2011

GUERRA DE VIDA

Éxito. Ésa es la palabra. El éxito en todos los ámbitos. La vida es una constante de sucesos. Manejamos una baraja, nuestra baraja, la creemos perfecta, pues hemos seleccionado las cartas que nos gustan. Intentamos deshacernos de aquellas cartas sucias, rotas; aquellas de las cuales nos avergonzamos, pero que para nuestra frustración, se nos quedan asidas a la manga, para dejarse ver en el momento menos oportuno. Eso nos frustra. Nos hace sentirnos impotentes. Nos hace saber que hemos fallado; una vez más. Caes. ¿Qué hacer entonces? La caída siempre suele ser lenta, la ves llegar, pero como un impulso involuntario...cierras los ojos esperando el golpe. Me he percatado, tras varias caídas, de una cosa. Mientras caes, tienes dos caminos. Dos abismos entre los que puedes elegir. El más fácil de ellos todos lo conocemos. Cerrar los ojos, sentir el golpe, sufrir el llanto o, incluso, morir en la caída. El otro, en cambio, más difícil, conlleva una superación del miedo, una superación del miedo a la luz, ¿por qué tememos, en ocasiones a la luz? ¿acaso pensamos que nos puede dañar los ojos y no poder verla más? ¿es por eso por lo que nos conformamos con las tinieblas y, de vez en cuando, dejamos un leve resquicio luminoso? Conlleva, también, una superación de nosotros mismos, un reconocimiento de aquello que hemos hecho y una mirada en derredor. Y es que la verdad, en muchas ocasiones, duele. Pero si es la Verdad, busquémosla pues. Aceptémosla, amémosla y mientras que prevenimos esa caída, coloquemos debajo una cama elástica, para que cuando demos con ella, y toquemos el fondo, podamos aprovechar su impulso para seguir adelante y subir la cima gracias al error. Si además, nos percatamos de que esa caída nos ha dejado heridas que marcan y arañan nuestra piel, aprovechemos nuestra mirada a ellas para aumentar una furia y coraje que nos hagan comernos el mundo, que nos hagan aprender de ello y no olvidarlo más. Cura tus heridas, cura las heridas que hayas provocado. Pero no te arrepientas, no te juzgues, sé quien eres, no hay nada mejor para el mundo.
Aprende pues, de cada caída, y nunca, jamás, dejes de luchar, pues si te rindes en una batalla, no podrás perderla, aprender de ella y ganar la guerra del éxito, que es la verdadera guerra de paz y vida.

PD: para ganar dicha guerra, habrás de desechar toda arma que contribuya al perjuicio de los demás.