miércoles, 20 de marzo de 2013

"Retorna, alma mía, a tu reposo"

Semejante a la rosa que abre sus pétalos a ritmo de un piano titubeante. Miedosa a descubrir más allá de su cápsula rojiza. Temerosa a descubrir algo más hermoso que ella misma, eso que puede acabar con ella, esa escarcha sobre sus delicados labios depositada al abandonar la noche. Temerosa de esa luz tan brillante, donadora de vida y calor, sensual, pasional, abrasadora, asfixiante. Consciente de sus propias espinas y temerosa del daño que pueden causarle a sí misma, más daño que cualquiera de los otros factores.

Helada por la noche, con sus rojos pétalos cubiertos de hielo, rotos, dañados por las cuchillas de escarcha y lamidos por el agua maldita de ese mismo origen; deslumbrada, ciega por esa luz que dañó su mayor tesoro, marchitando y secando su corona, provocando que deseara desplomarse sobre ese suelo que era su sustento, que bajara la cabeza, y se lastimara con sus propias espinas, afiladas, inmutables al paso del tiempo, a las circunstancias; firmes, hermosas, persistentes, cumpliendo su tarea, alejando a base de dolor cualquier ente que se acerque, incluso aquello que procede de su mismo tejido. Así mismo la flor cumplió su deseo de ocultarse en ese lecho terrenal, exhalando sus últimos tesoros, deshojándose de sus propios pétalos, descubriendo al mundo su interior, su dorado corazón.

Ahora, tras episodios y etapas de autocultivo en esa tierra que le sostiene, que le ayuda, que le alimenta, que le despierta....un nuevo montículo surge de nuevo, doblemente sabia, doblemente fuerte, con deseos de luchar contra el frío de la noche que la debilitó, deseos de no dejarse deslumbrar, sino de dejarse iluminar, alimentándose de esa luz y ser reflejo de la misma; y, sobretodo, conocedora de esas espinas, que siempre estarán ahí, recordándole de un modo u otro, que no debe dejarse caer; amándolas hasta el extremo, pues son las que le recuerdan que debe seguir hacia arriba, hacia arriba, hacia arriba...luchando contra tormenta, escarcha, y calor asfixiante.

"Mira en derredor florecilla, las demás te acompañan en tu crecimiento"
"Resurge de nuevo, haz de tu debilidad tu mayor fortaleza y compártela"







Retorna, alma de pluma y diestra.


sábado, 20 de agosto de 2011

Paraíso Terrenal

Miro hacia atrás fugazmente, sólo puedo divisar el rastro de polvo que despide mi bicicleta en un camino de tierra atravesado muchas veces por mucha gente pero en el que yo soy primeriza. Comienzo a sentir el fuerte calor de agosto sobre mi cabeza. Los dorados rayos de Sol me deslumbran, entrecierro mis ojos pero sigo hacia delante. Nada puede frenar el ritmo de mis piernas. Percibo cómo mis rizos se apartan de mi cara a causa de la velocidad que alcanzo y disfruto de esa sensación. A mi derecha, se abre un pequeño claro donde únicamente crece la hierba. Unos pocos árboles le proporcionan una sombra más que apetecible. Sin pensar, salto de la bici y la suelto como si se desvaneciese en el polvo. Rápida, me tumbo en la hierba, mirando cómo el sol me hace graciosos guiños a través de las hojas de los árboles. Intento abandonarme a la oscuridad artificial que pueden proporcionarme mis párpados.
Recuerdos que se materializan dentro de mí. Un lugar lejano, pero a su vez, cerca de todo comparado con la inmensidad del mundo. Y comenzar a descubrir que quizás, ese sitio, también es para mí. Que un estado de sencillez, quizás de incomodidez, sea maravilloso gracias a...¿a qué? Una chica comienza a gritar: "bienvenidos al Paraíso" mientras que yo miro todo con una mirada más que crítica. Esa chica, tenía razón, yo lo descubriría, en parte, gracias a ella. Minutos más tarde, un chico me coje por los hombros: "¿cómo estás?"...la respuesta no es nada convincente, pero muy sincera: "no lo sé..." con una medio sonrisa, sus palabras me reconfortan: "tú tranquila, verás como esto es maravilloso". Ese chico tenía razón, yo lo descubriría, en parte, gracias a él. Ver como se suceden los días, de manera sencilla, cómo aquellos problemas que te acuchillaban una y otra vez días antes, se hacen simples, pequeños, invisibles, tán fáciles de llevar que incluso se hace con gusto. Pero...¿cuál es la "chispa"? ¿Qué es lo que hace de ese lugar Maravilloso, un Paraíso? Quizás todo encaje como en un puzzle perfecto en el que ni siquiera se notan las fisuras de entre las piezas. Diferentes personas, diferentes historias, diferentes edades, diferentes nacionalidades, diferentes puntos de vista, pero un mismo objetivo: Dios. Él es quien hace todo perfecto, y para ello, se sirve de las sonrisas, de los guiños, de los abrazos, de las risas, de los cumplidos, de los favores, del amor. De Su Amor. Sí, Taizé es maravilloso gracias a Dios. La vida es maravillosa gracias a Dios. Ésa es la verdadera respuesta. La única respuesta.
Vuelvo a abrir los ojos y; renovada completamente, con grandes fuerzas, doy un salto, agarro la bicicleta y me vuelvo a poner en marcha, esta vez, sin mirar el polvo que despide. ¿Qué me deparará más adelante? Me muero de ganas por descubrirlo, seguro que es maravilloso, no me cabe ninguna duda, tengo fuerzas para afrontarlo y mucha compañía. También he decidido otra cosa...volveré a pasar por este paraje.

jueves, 23 de junio de 2011

Peter Pan

¿Y si examinando tu situación te percatas de que todo ya no es como antes? ¿Y si te das cuenta de que en realidad eres tú la que no se adapta a la situación? Puede que sea preciso un cambio. Te gustó lo conocido, la inocencia, las miradas limpias, y, sobretodo, esa niña que lucha por no dejar que la escondas, que la metas en un pequeño recinto oscuro dentro de tu corazón donde únicamente podría botar de vez en cuando. Debes de salvar a esa niña, no dejar que le hagan más daño, no dejar que la destruyan. Es mejor hacer algo pequeño y conservarlo que dejar que la destruyan en su magnitud. Intentar moldear una parte de tí es doloroso, como una amputación sin ningún tipo de anestesia. Pero es algo que no puedes dejar sin hacer, como una operación a vida o muerte. O lo haces, o morirá, sufrirás demasiado por su muerte y morirás también tú sin poder mediarlo.
Quizás llegó el momento de tomar una decisión, la cual no te gusta, pero que se adapta a las cuestiones de las personas adultas. Comenzaste una nueva etapa, no porque quisieras, sino porque te la estamparon causándote mil heridas. Te metió en un lugar que debiste haber evitado, y en el cual, despues de todo, debes de comportarte con otro tipo de etiqueta.

miércoles, 15 de junio de 2011

Érase una vez un hombre que no creía en los ángeles. No obstante, recibió un día la visita de un ángel, mientras estaba trabajando en el bosque. Caminaron juntos un trecho. Al final, el hombre se volvió hacia el ángel y dijo: "bueno, he de admitir que los ángeles existen. Pero no existís de verdad como nosotros" "¿Qué quieres decir con eso?" preguntó el ángel. Y el hombre contestó: "Al llegar a una piedra grande yo he tenido que rodearla, pero me he dado cuenta de que tú simplemente la has atravesado. Y cuando nos encontramos con un gran tronco de árbol caído sobre el sendero, yo tuve que ponerme a gatas para pasarlo, pero tú lo has atravesado sin más". El ángel se quedó muy sorprendido al oir esto y dijo "¿No te diste cuenta de que también pasamos por un pequeño pantano, y de que los dos nos deslizamos a través de la niebla? Eso es porque los dos tenemos una consistencia más sólida que la niebla.

El espíritu puede atravesar puertas de acero.

Time passes, even for me

Te percatas, te sorprendes, te asustas incluso, al descubrir cuán rápido late tu corazón, tus respiraciones son superfluas y más variadas de lo que deberían. Tu ceño está fruncido, tu mirada es fría, y tu mandíbula se encuentra encajada de tal manera que olvidas esa manera tan peculiar, compleja, que utilizaba tantos músculos de tu cara y que te permitía sonreír. Un cuento de Jorge Bucay ponía de manifiesto que muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada. Pero si nos damos tiempo para mirar bien, nos damos cuenta de que esta furia que vemos es solo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad, está escondida la tristeza. Si es eso pues, lo que me ocurre, me deshago en ganas de quitármela de encima de una vez por todas.
Cierras los ojos, respiras lento una vez, dos...tras cincuenta respiraciones pausadas comienzas a caminar, eso sí, lentamente. No pensar en nada puede que sea la solución, te concentras en el Sol que toca tu piel, la agradable sensación de los músculos de tus piernas al moverse, la cálida voz de aquellas personas que están siempre a tu lado. Aun así es en vano. Te exasperas por completo. Te han hecho daño. La herida está reciente. Sangra de cuando en cuando. Deseas que cure de una vez por todas, desaparezca y sobretodo, no deje cicatriz. Pero no lo hace. No hace nada de lo que le pides.
Me dejaré llevar e intentaré, que la alegría de los demás me embargue. Al fin y al cabo, tengo el momento idóneo para ello.

sábado, 14 de mayo de 2011

Un estado sin descripción

Confianza. Una simple palabra. Un complejo significado. Cuando sabes que puedes depositarla en ese alguien...te eleva a un estado maravilloso, no puedes parar de sonreír allí. Pero...¿qué hacer cuando te la arrebatan de una? ¿Cuando se te cae esa venda que con tanta suavidad recubría tus ojos y a la que te abandonabas sin mas? Dolor. Decepción. Como un asesinato sin testigos. Ahora no puedes hacer nada más. Llorar su muerte o guardar un riguroso luto por ella. ¿Quién fue el culpable? Respuesta: nadie. Simplemente, esa persona que creí, jamás existió.

domingo, 8 de mayo de 2011

GUERRA DE VIDA

Éxito. Ésa es la palabra. El éxito en todos los ámbitos. La vida es una constante de sucesos. Manejamos una baraja, nuestra baraja, la creemos perfecta, pues hemos seleccionado las cartas que nos gustan. Intentamos deshacernos de aquellas cartas sucias, rotas; aquellas de las cuales nos avergonzamos, pero que para nuestra frustración, se nos quedan asidas a la manga, para dejarse ver en el momento menos oportuno. Eso nos frustra. Nos hace sentirnos impotentes. Nos hace saber que hemos fallado; una vez más. Caes. ¿Qué hacer entonces? La caída siempre suele ser lenta, la ves llegar, pero como un impulso involuntario...cierras los ojos esperando el golpe. Me he percatado, tras varias caídas, de una cosa. Mientras caes, tienes dos caminos. Dos abismos entre los que puedes elegir. El más fácil de ellos todos lo conocemos. Cerrar los ojos, sentir el golpe, sufrir el llanto o, incluso, morir en la caída. El otro, en cambio, más difícil, conlleva una superación del miedo, una superación del miedo a la luz, ¿por qué tememos, en ocasiones a la luz? ¿acaso pensamos que nos puede dañar los ojos y no poder verla más? ¿es por eso por lo que nos conformamos con las tinieblas y, de vez en cuando, dejamos un leve resquicio luminoso? Conlleva, también, una superación de nosotros mismos, un reconocimiento de aquello que hemos hecho y una mirada en derredor. Y es que la verdad, en muchas ocasiones, duele. Pero si es la Verdad, busquémosla pues. Aceptémosla, amémosla y mientras que prevenimos esa caída, coloquemos debajo una cama elástica, para que cuando demos con ella, y toquemos el fondo, podamos aprovechar su impulso para seguir adelante y subir la cima gracias al error. Si además, nos percatamos de que esa caída nos ha dejado heridas que marcan y arañan nuestra piel, aprovechemos nuestra mirada a ellas para aumentar una furia y coraje que nos hagan comernos el mundo, que nos hagan aprender de ello y no olvidarlo más. Cura tus heridas, cura las heridas que hayas provocado. Pero no te arrepientas, no te juzgues, sé quien eres, no hay nada mejor para el mundo.
Aprende pues, de cada caída, y nunca, jamás, dejes de luchar, pues si te rindes en una batalla, no podrás perderla, aprender de ella y ganar la guerra del éxito, que es la verdadera guerra de paz y vida.

PD: para ganar dicha guerra, habrás de desechar toda arma que contribuya al perjuicio de los demás.